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"Los subproductos agropecuarios tienen grandes posibilidades de valorización si garantizamos su buena gestión"

"Los subproductos agropecuarios tienen grandes posibilidades de valorización si garantizamos su buena gestión"

04 ene 2022

Carmo Horta - Profesora de Ciencia del Suelo y Fertilización del Instituto Politécnico de Castelo Branco (Portugal). 

La Doctora Carmo Horta es profesora de Ciencia del Suelo y Fertilización del Instituto Politécnico de Castelo Branco (Portugal). Su doctorado versó sobre la dinámica del fósforo en suelos agrícolas y su comportamiento agronómico y ambiental. Actualmente, su área de interés es el uso y desarrollo de fertilizantes agrícolas a partir de subproductos agrícolas y ganaderos y su evaluación agronómica y ambiental. Recientemente, ha realizado una estancia en la Unidad de Tecnologías Ambientales Aplicadas al Sector Agroindustrial de ITACyL, con una amplia experiencia en la valorización de subproductos de la industria agropecuaria. 

¿Cómo ve la evolución de los fertilizantes orgánicos en los próximos años? 
Creo que hay una tendencia para aumentar el uso de los fertilizantes orgánicos obtenidos a través de los subproductos de la actividad agropecuaria. Estos subproductos constituyen de hecho un recurso que puede ser utilizado como fertilizante por su efecto nutriente o para obtener otras sustancias orgánicas con interés para otros fines. Es prioritario que aseguremos su buena gestión en términos de acondicionamiento y almacenamiento para su uso. Se va a producir un cambio importante en este aspecto, ya que no van a ser utilizados sólo para lo que se usaban hasta ahora: compostaje, digestión anaerobia para la producción de biogás o el digestato como fertilizante y también ser utilizados para extraer sus nutrientes, fundamentalmente el nitrógeno y el fósforo. Se utilizarán para obtener activos minerales que pueden ser usados de forma más segura, contribuyendo a paliar la emisión de gases a la atmósfera, o con otras finalidades como la industria farmacéutica o aditivos alimentarios. Estamos en un punto de cambio y de nuevas e interesantes posibilidades para darles valor añadido gracias a la economía circular.  

En la actualidad, la legislación indica que los niveles de nitrógeno son los que limitan la cantidad de abono a utilizar. ¿Cree que debería ser el fósforo el referente en lugar del nitrógeno? 
El fósforo es siempre para mí un tema muy interesante. Creo que deberían ser los dos. Y hay de hecho algunos países en Europa que consideran también el fósforo en este baremo, puesto que tampoco pretendemos que los suelos se sobrefertilicen, que es lo que ocurriría si hubiese un exceso de fósforo. Tenemos que tener en cuenta  qué fertilizante usamos. Ahora mismo, por ejemplo, en Portugal, para aplicar residuos de ganadería hay que hacer un Plan de gestión de fluentes y comunicar cuánta cantidad de nitrógeno, fósforo, etc. se puede colocar en sus explotaciones, con una limitación también de fósforo. Esta limitación creo que debería ser adaptada a cada condición, a cada suelo y a cada sistema. Lo que interesa es que no haya exceso de fósforo en el suelo. Si esta limitación no existiera, ese fósforo podría filtrarse y llegar a las aguas subterráneas. En esta cuestión también nos encontramos en un punto de inflexión, porque si los residuos tienen una relación de nitrógeno y fósforo desequilibrada estaremos sobrecargando el suelo. 

¿Cómo podemos entonces proteger el suelo, teniendo en cuenta que es base de nuestro sustento y como tal recibe un fuerte impacto como consecuencia de la actividad humana? 
Como todo, la protección del suelo pasa por la educación de las personas. La formación en ciencia del suelo es muy muy importante y debería acontecer desde la infancia en la escuela; y asociar la protección del suelo también con la calidad de vida de las personas, con la calidad del agua, la calidad del aire¿ porque si no tenemos personas que son sensibles a la defensa del suelo como recurso natural, todo lo que podamos hacer en el ámbito legislativo en esta materia será más difícil de concretizar. Es un trabajo individual de cada uno, independientemente de que por supuesto tienen que existir medidas que lo protejan. Cada ciudadano debe tener esa conciencia y procurar las mejores prácticas para gestionar el suelo, porque no estamos hablando de un uso exclusivamente agrícola, el suelo tiene un uso también urbano, tiene muchas funciones y por tanto hay que cuidarlo en todas sus vertientes. 

¿Cómo ha sido su experiencia en ITACYL? ¿Qué le ha aportado su estancia aquí? 
Conocía el trabajo que desarrolla ITACyL desde la Unidad de Tecnologías Ambientales Aplicadas al Sector Agroindustrial, hemos tenido proyectos en común, concretamente los proyectos Poctep Symbiosis y Symbiosis II. Ese trabajo estaba muy  ligado con mis preocupaciones actuales sobre la utilización segura en términos agrícolas y ambientales de los residuos de la actividad pecuaria como biofertilizantes. ITACyL ya tiene experiencia y metodologías para tratar los residuos quitando sus nutrientes, ya lo ha hecho con el nitrógeno y está trabajando en ello con el fósforo. Es algo muy importante que creo que uniendo los esfuerzos de ambas partes podemos buscar nuevos usos y una forma más segura de promover la fertilización con nitrógeno y fósforo. En ITACyL hay un potencial muy grande de investigación en esta área para conseguirlo.